22 febrero 2007

La mejor defensa es un buen ataque


Una de mis prioridades de estos días, después de celebrar mi aniversario, es repasar mi diario de campaña para hacer balance de bajas, equipamiento, intendencia y demás. Este belicoso y marcial comportamiento tiene una explicación sencilla. Algunos posts atrás, di cuenta de la guerra fratricida que decidí emprender contra mi peor enemigo: un contrincante muy singular, pegajoso como la brea caliente, silencioso y traicionero como una serpiente de cascabel. Era tan poderoso y conocedor de mis debilidades que me pasó literalmente por encima y me dejó tirado en la trinchera, con el resuello entrecortado, cosido a puñaladas, sangrando como un cerdo y a punto de criar unas malvas estupendas. Para entender el presente artículo es imprescindible revisar este antecedente que, a pesar del poco tiempo transcurrido, se me antoja tan lejano como el asedio de Troya por poner un ejemplo, tan clásico y épico como el que nos ocupa.

El caso es que mi querido enemigo no acabó con un servidor y, aprovechando la coyuntura, decidí hacerle frente con todas mis fuerzas, con más voluntad que recursos, con más corazón que cabeza, como muchos de ustedes seguro que sabrán. Y, créanlo queridos lectores, las tornas están cambiando sin remedio. Estoy ganando escaramuzas día a día, tantas y tan importantes – a pesar de lo insignificantes – que ninguno de los dos nos lo creemos. Yo, porque me sorprendo de una fuerza y un éxito totalmente inesperados. Él, porque me daba por muerto hace mucho y no entiende exactamente qué es lo que ha podido pasar. La última vez que me vio, yo estaba con la cara pegada al barro del campo de batalla, mascando mi propia desgracia entre lágrimas de impotencia, dolor y rabia. Ahora mismo está en su destartalado barracón, con el rabo entre las piernas, suturándose las heridas tras el último encontronazo, tratando de comprender cómo he podido infiltrarme en su campamento, tan bien defendido y camuflado, barruntando de dónde he podido sacar armas tan potentes y efectivas como para estoquearlo de muerte. Y eso es algo que me encanta.

Es cierto que el final de esta guerra está aún lejano y que mi contrincante es perro viejo, soldado experimentado y curtido en el juego sucio. Ambos sabemos que no va a darse por vencido. Pero, al igual que les sucede a los tiburones cuando huelen la sangre, he probado las mieles del triunfo y, cada segundo que pasa juega a mi favor. Ahora tengo mejores armas, mi blindaje es más sólido y no pienso ceder un centímetro cuadrado de terreno. Victoria o muerte, queridos amigos.

Aunque no lo parezca, ustedes también han jugado un importante papel en mi lucha, dándome confianza y ánimo, cerrando mi retaguardia y recordándome las cosas buenas de las que soy capaz. La tercera década parece iniciarse con buen rumbo y excelentes perspectivas y, no puedo por menos que tenerles al tanto de las novedades que se produzcan en el frente.

6 comentarios:

Kaiser y Raistlin dijo...

Mis felicitaciones por tamaña hazaña, no es fácil colarse en campo enemigo y dinamitarlo desde dentro.
Pero cuidado, el campo de batalla suele acabar arrasado y al final de la guerra siempre se aplica la ley de tierra quemada.
Prepárate para ese día, porque al final de la lucha, cuando te mires al espejo quizás no te guste lo que veas; no dejes tú vida en la contienda, hay batallas que es mejor darlas por perdida, lo importante es ganar la guerra.

Saludos, Lord.

EK, MVIII, Año 32

Aitor Lourido dijo...

oh, mariscal Brithuss:

el general de división lourido se presenta voluntario para conformar contigo una invencible alianza. protegeremos tu castillo y derrocaremos al enemigo. juntos haremos que te alces con la VICTORIA FINAL. Incluso la alianza, amigo mío, ya tiene nombre. Tú mismo la has bautizado y le has hecho un hueco entre las almenas de tu fortaleza. Todo mi apoyo, amistad y lealtad de cara a tu treintena. Saldrás victorioso. un gran abrazo.

Anónimo dijo...

Hola Mamutillo! Soy Groucho con problemas para acceder como Groucho.
Tu último post me ha emocionado porque sé perfectamente de lo que hablas, yo te ví tragando barro (qué coño, yo también estuve, y estoy masticando gravilla) y me encanta verte así. A punto han estado de reventarte pero has sido más fuerte y has tenido más temple y paciencia. Enhorabuena Woitjla!!!
El sábado hay una manifa de esas de la AVT, creo que después van a tapiar algunos bares, a quemar algunas brujas, a azotar esclavos y a boicotear algunas obras de teatro. Te apuntas? Estará animadillo... :P
GROUCHO

Brithuss dijo...

Queridos lectores y amigos todos:

Kaiser & Raistlin: Me alegra ver que un compañero de fatigas, un general de división de su alcurnia, aún se digna a pasarse por aquí. Respecto a la tierra quemada, cuando finalice mi guerra, por muy destrozado que esté, me mostraré orgulloso de mis cicatrices y diré a cualquiera que quiera oírme: Sí, yo gané en aquella ocasión. No pudieron conmigo, y no podrán en mucho tiempo. Saludos, camarada

Aitor: Gracias a vosotros se ha hecho más fácil el camino. Cuando crees que estás solo, siempre hay alguien que te saca de tu error. Es un placer compartir mi tiempo, mis risas, mis preocupaciones y mis desvaríos con mis entrañables compañeros del "Contubernio". Espero que la alianza dure muchos años. ¡¡Fuerza y Honor!!

Groucho: Se confirma que está hecho un abuelete y que la teconología y usted no se llevan bien. Gracias por un comentario entreñable y sincero. Me consta que me entiende y nos conocemos desde hace mucho como para dudar que me apoya, aunque se agradece que te lo recuerden de cuando en cuando. Se supone que hoy almorzamos juntos, así que solventaremos esos problemas de acceso. Un abrazo

Themis dijo...

Me alegra que le hayas ganado la guerra a tu alter ego, por mi parte te cuento que mi enemiga número uno tuvo la osadia de escribir una entrada en mi blog, que ya ha sido debidamente borrado...Venceremos, la victoria es nuestra.

Brithuss dijo...

Querida Themis:
Gracias por pasarte por aquí de nuevo. Espero que te conviertas en asídua. Lamento decirte que la guerra está lejos de ser ganada; tan sólo se trata de una batalla (un par de ellas, de hecho) importante, sí, pero solo una entre muchas que me quedan. De todas maneras, siempre anima que el viento hinche las velas a tu favor. Os tendré a todos al tanto de las victorias (y las derrotas, si se producen). Un abrazo y vuelve por mi castillo siempre que quieras.

L.B.