Hoy quisiera encender la tele, que la tenía un poco abandonada, aunque sea solo como pretexto. Hace muy poco, pude ver en un programa de docu-realidad, concretamente en Un Equipo, que dedicaban bastante espacio a las distintas facetas de la maternidad, desde el parto natural a la adopción en el extranjero, pasando por el aborto, la inseminación in vitro o el cruel e ininteligible abandono. En plan seguimiento directo y cámara en mano, ya saben ustedes. El programa no estuvo mal, aunque sin demasiados alardes, como viene siendo habitual en las propuestas de Cuatro, máxime si el conductor es un Pablo Carbonell al que, personalmente no dejo de situar en el CQC o los Toreros Muertos. Pero me estoy desviando del tema, disculpen. Quería hablar de la propuesta del programa: La maternidad.
Sé que es un tópico de los gordos, que suena a manido y tal. Pero a pesar de ello, no me resisto a comentarlo. Quisiera dirigirme, primero, a los hombres que leen este humilde diario. ¿Han pe
nsado detenidamente, de forma objetiva, en la maravilla que supone ser mamá? Nunca he asistido a un parto in situ, pero ver la imágenes en la pantalla me erizó el vello. Y lloré. Quizás estaba pasando por el síndrome pre menstrual o algo, pero contemplar el inicio de una vida fuera del útero materno me tocó algo dentro y me revolucionó las neuronas. Y aquí estoy, dando cuenta de ello.
Y es que, a pesar de que nosotros también aportamos algo – muy poco, por cierto –, todo el mérito se lo llevan ellas. Con razón. Albergar una vida en el vientre durante nueve meses, alimentarla, cuidarla, sentirla, conectar con ella de una forma casi mística,... para eso hay que tener un par de ovarios bien puestos, perdonen que les diga. Y pocas veces pensamos sobre ello. Y si lo hacemos, no lo decimos.
Chicas, os doy las gracias a todas. Tanto a las que ya sois mamás como a las que todavía ni os lo planteáis. Incluso envío mi reconocimiento a aquellas que nunca lo seréis, pero que, a pesar de todo, podríais serlo. Gracias a vosotras es posible la magia. Y eso es una pasada. No hay palabras en el diccionario para expresar lo grande que es la deuda que tenemos con vosotras y lo agradecidos y respetuosos que deberíamos mostrarnos a diario. Esta es mi pequeña aportación, para que conste.
¿Saben una cosa? Creo que, muy en el fondo, esa es la piedra angular de la tan comentada "guerra de los sexos". Todo se reduce a que nosotros los tíos, con nuestro pene a cuestas y nuestra testosterona, tenemos envidia de ellas porque, por mucho que prosperemos en la vida, por mucho éxito que tengamos, nunca podremos acoger a un ser vivo en nuestro interior. Es así de sencillo. Y algunos bestias se desquitan de esta incapacidad a través de todas las clases de violencia y degradación física y psicológica imaginable. Que se jodan. Eso es algo que no se puede arrebatar. Ellas lo saben. Algunos de nosotros también, y como dice el refrán Madre no hay más que una...y a ti te encontré en la calle
4 comentarios:
Me ha gustado mucho como has enfocado el tema, lástima de perderme el programa.
Y el refranero una vez más regalándonos verdades como puños!
Despues de leerte en el blog de mi amiga/colegui no me he resistido a leer el tuyo.
Y . . . no tengo palabras, la verdad me has dejado muda!
No tengo más que agradecer tus palabras.
gracias
Para Latietarosa:
Pues la intención de este post era justo la contraria, es decir, reconoceros el mérito a vosotras que sois la leche. De todas maneras los cumplidos, aunque no se merecen, son acogidos con alegría. Gracias.
L.B.
Me ha encantado, sobre todo porque yo también lloré viendo ese programa. Es cierto que la maternidad es un milagro y yo estoy desenado tener esa experiencia, todas las madres con las que hablo dicen que es lo mejor que les ha pasado.
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