
O por lo menos, eso es lo que se me ocurre para que la dantesca estampa real que ofrece la situación de la población malagueña de Marbella, supere a la ficción con creces. ¡¡Qué alegría, que alboroto!! Menos mal que a partir de ahora, gracias a la Operación Malaya, la corrupción en Marbella no va a ser más que un recuerdo. ¡Qué disgusto esto de que en un país limpio como pocos, que es España, en un sitio donde la especulación inmobiliaria suena a idioma extranjero, donde la corrupción no figura en el diccionario de nuestros políticos exista un agujero pútrido e infecto como es Marbella! ¡¡Vamos, hay que joderse!!
Resulta que no han habido señales, hasta ahora, de que algo olía a podrido en Marbella. Al menos, eso es lo que parece, porque todo el mundo se está echando las manos a la cabeza al oír las cifras y conocer detalles de los corruptos. Claro, es que como los habitantes de Marbella no son gente normal... pues no se dan cuenta de las cosas. Quien vive en la Costa del Sol, evidentemente, llena las piscinas de sus chalets de lujo con champán, mientras su Rolls Royce descansa a gusto, junto con Ferraris y Porsches en el garaje de su palacete de mil metros cuadrados y no se preocupan por lo que hacen sus políticos, porque en Marbella solamente hay ricos, ladrones y despreocupados. En Marbella no hay trabajadores honrados, porque las calles están adoquinadas con láminas de oro. Lo que más me fastidia de todo es que la gran mayoría de la gente que está poniendo a Marbella del revés no ha pisado nunca en el Trapiche, la Plaza de los Naranjos o la Avenida Ricardo Soriano. Hay que reconocer que hay mucha mierda en la política y el urbanismo de la ciudad, pero el ventilador no puede esparcirla tanto que afecte a todos sus rincones y a todos sus habitantes.
Miren ustedes, tengo la inmensa fortuna de conocer bien Marbella, ya que mi pareja y su familia nació y vive allí. Y ni soy millonario, ni la familia que me acoge cariñosamente, cada vez que me paso por allí, tiene en la caja fuerte de su casa gruesos fajos de billetes de 500€. Se trata de gente normal, que disfruta de lo que tiene gracias al trabajo de toda una vida y que, desgraciadamente, tienen que luchar desde hace muchos años contra esa frívola imagen que los sitúa, algo así como en otro planeta. Don Jesús Gil, que en paz descanse, situó Marbella en el mapa, para bien o para mal. Pero señores, no pasa de ser una ciudad normal, donde se especula, sí, donde hay dobles contabilidades, pues también. Pero ¿acaso hay algún cínico español que no quiera reconocer que en su ciudad, esté donde esté, pasa exactamente lo mismo aunque sea a otros niveles? Me da pena que mi novia tenga que mentir cada vez que le preguntan de dónde es, porque se cansa de las reacciones, entre la burla y la incredulidad de quien escucha soy de Marbella y empieza a edificar castillos en el aire gracias a la odiosa generalización y la estúpida ignorancia. Que acaben con la corrupción, vale, pero que acaben de verdad.
Señores políticos y señores periodistas: Que la Operación Malaya no se quede en las fronteras de la Costa del Sol, que siga hacia todos los puntos cardinales de este asqueroso país y que no quede ni un solo despacho en cuyo sillón tapizado en cuero se siente un corrupto/a. Y quien quiera saber lo maravillosa que es Marbella, de verdad, que la visite y que se deje de milongas.
Resulta que no han habido señales, hasta ahora, de que algo olía a podrido en Marbella. Al menos, eso es lo que parece, porque todo el mundo se está echando las manos a la cabeza al oír las cifras y conocer detalles de los corruptos. Claro, es que como los habitantes de Marbella no son gente normal... pues no se dan cuenta de las cosas. Quien vive en la Costa del Sol, evidentemente, llena las piscinas de sus chalets de lujo con champán, mientras su Rolls Royce descansa a gusto, junto con Ferraris y Porsches en el garaje de su palacete de mil metros cuadrados y no se preocupan por lo que hacen sus políticos, porque en Marbella solamente hay ricos, ladrones y despreocupados. En Marbella no hay trabajadores honrados, porque las calles están adoquinadas con láminas de oro. Lo que más me fastidia de todo es que la gran mayoría de la gente que está poniendo a Marbella del revés no ha pisado nunca en el Trapiche, la Plaza de los Naranjos o la Avenida Ricardo Soriano. Hay que reconocer que hay mucha mierda en la política y el urbanismo de la ciudad, pero el ventilador no puede esparcirla tanto que afecte a todos sus rincones y a todos sus habitantes.
Miren ustedes, tengo la inmensa fortuna de conocer bien Marbella, ya que mi pareja y su familia nació y vive allí. Y ni soy millonario, ni la familia que me acoge cariñosamente, cada vez que me paso por allí, tiene en la caja fuerte de su casa gruesos fajos de billetes de 500€. Se trata de gente normal, que disfruta de lo que tiene gracias al trabajo de toda una vida y que, desgraciadamente, tienen que luchar desde hace muchos años contra esa frívola imagen que los sitúa, algo así como en otro planeta. Don Jesús Gil, que en paz descanse, situó Marbella en el mapa, para bien o para mal. Pero señores, no pasa de ser una ciudad normal, donde se especula, sí, donde hay dobles contabilidades, pues también. Pero ¿acaso hay algún cínico español que no quiera reconocer que en su ciudad, esté donde esté, pasa exactamente lo mismo aunque sea a otros niveles? Me da pena que mi novia tenga que mentir cada vez que le preguntan de dónde es, porque se cansa de las reacciones, entre la burla y la incredulidad de quien escucha soy de Marbella y empieza a edificar castillos en el aire gracias a la odiosa generalización y la estúpida ignorancia. Que acaben con la corrupción, vale, pero que acaben de verdad.
Señores políticos y señores periodistas: Que la Operación Malaya no se quede en las fronteras de la Costa del Sol, que siga hacia todos los puntos cardinales de este asqueroso país y que no quede ni un solo despacho en cuyo sillón tapizado en cuero se siente un corrupto/a. Y quien quiera saber lo maravillosa que es Marbella, de verdad, que la visite y que se deje de milongas.
2 comentarios:
No me he podido resistir!, gracias por defender mi tierra, su gente, por dar voz a la otra cara de Marbella, la que nunca se ve ni se tiene en cuenta. Si esto sirviera pa' que sólo una persona cambiara su opinión con respecto a Marbella, me daría por satisfecha.
La Marbellí, espero poder decirlo con la boca bien grande algun día.
Queda patente que los políticos no están en su mejor momento. Marbella, Las Palmas, Fuerteventura, La Palma...
Y quien sufre todas las consecuencias, como siempre, el ciudadano. Que estaremos años pagando, con nuestros impuestos, los bolsillos repletos de alcaldes, presidentes, concejales, consejeros, y otros "mamantes" de las arcas públicas. !MENUDO CHOLLO¡
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