26 diciembre 2005

Fumo...luego, existo


Y no lo digo por mí, que abandoné el nefasto hábito hace más de año y medio gracias al Método de Allen Carr – Dios le conserve la salud – sino por los millones de españoles/as que viven pegados al biberón de nicotina. Son principalmente éstos los que andan que se suben por las paredes, pues ya ha comenzado la cuenta atrás para la entrada en vigor la recientemente aprobada Ley antitabaco que muchos llaman Ley Antifumadores. Y no solo están cardiacos los nicotinómanos, sino también a hosteleros, empresarios…. En fin, que la proximidad de la entrada en vigor de la Ley ha generado un estado de histeria colectiva y debate social que, lejos de aclarar el asunto lo embrolla todavía más, instaurándonos en una dinámica de la confrontación demasiado frecuente en estos tiempos.
El sector más sensible a las reformas propuestas por la Ley es, evidentemente el de los fumadores, que aseguran que se les trata como delincuentes o apestados y que se está criminalizando una práctica – la de fumar – que entra dentro del ámbito de su libertad individual. Los más fundamentalistas solían recurrir al tópico: Yo fumo cuando quiero y donde quiero, si le molesta a alguien que salga a la calle. A partir del uno de enero la situación va a ser justo la contraria y esas cosas escuecen. Es cierto que la Ley es ambigua y que hay decenas de situaciones hipotéticas relacionadas con los establecimientos de más o menos de 100 metros, los lugares de trabajo, etc. que generan dudas en cuanto a la aplicación efectiva. Pero las leyes, afortunadamente, son relativamente flexibles y, con el paso del tiempo se producirán ajustes y se rellenaran vacíos. Desde el punto de vista meramente práctico no creo que se trate de una norma problemática. Intuyo más problemas de corte social y de conciencia colectiva, así como de hipocresía política.
El tabaco es perjudicial para el fumador y también para su entorno – por mucho que las asociaciones de fumadores se empeñen en negar el daño al fumador pasivo –. Respecto al daño físico provocado por el tabaco, aconsejaría la consulta a dos entidades autorizadas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Sociedad Española de Expertos en Tabaquismo (SEDET). Aún conociendo perfectamente los daños que provoca el hábito de fumar, el tabaco es una droga social perfectamente integrada en la vida diaria – como ocurre con el alcohol – y le aporta a las arcas del Estado unos estupendos beneficios. He aquí la contradicción y la hipocresía política: Por un lado se restringe el consumo y por otro se vende tabaco para cobrar impuestos.
Quizás la clave esté en dos conceptos relacionados: conciencia social y tolerancia. Conciencia social tanto de fumadores – que deben asumir que su hábito puede resultar molesto y dañino a los demás – como de no fumadores – que deben también aceptar que el tabaco es una droga adictiva y que, como todas, supone un esfuerzo y, en ocasiones una tortura abandonar –. Somos libres, cierto, pero nuestra libertad termina donde comienza la libertad de los demás, y es aquí donde entran en juego los conceptos de tolerancia y respeto. Al igual que no encañono a nadie para que comience a fumar en la adolescencia, no se me puede pedir que lo haga para que deje de hacerlo o que lo vigile para que no infrinja una norma. Antes de su puesta en marcha, muchos ya están dándole vueltas a la cabeza para, si no incumplir, al menos bordear sigilosamente las prohibiciones y hacer bueno aquel dicho que asegura que quien hizo la ley hizo la trampa. En fin… typical Spanish. Imagino que es inherente a nuestra naturaleza. A pesar de todo, me sorprende que en un país tan latino y tan propenso a la picaresca como Italia, por ejemplo, la normativa contra el consumo de tabaco en lugares públicos, sea respetada de manera escrupulosa. Espero que, en un futuro no muy lejano, el debate nacional esté centrado en otras cuestiones y el asunto del tabaco sea un recuerdo. Dejar de fumar es sano ¿por qué no aprovechar la oportunidad?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Aquí quería yo verte! Date una vuelta por http://lacontraria.blogia.com/2006/010602-prohibamos.php y me cuentas. Un abrazo, Lord. Y japi niu lliar.

Anónimo dijo...

Era imprescindible un articulo del tabaco, ahora, no es que esté en contra de la ley en sí, pero refuto muchas cosas.
Soy fumadora, y siempre q molesté o q la molestia no me la hubieran consentido..he fumado donde "sólo me mataba a mí".
Lo q me parece mal de la ley, es la suma hipocresia de los gobiernos, y no entro en colores políticos (en todas las casas cuecen habas), si no..la falsedad de ambos.
Vamos a ver, Ok, el tabaco es malo, ¿es suficiente con evitar perjudicar a los "no fumadores? ¿Qué gobiernos permiten q yo me mate publicamenete? se supone q el tabaco mata, ¿porqué No lo Prohiben directamente? ¿Por qué está permitido que me vendan algo que mata?, Qué gobiernos permiten eso?, si soy ciudadana española, q me cuiden a mí tb. Y quede claro q en mi opinión debería ser el "todo o nada" y visto q los demás no tienen por qué sufrir nuestros humos, q eviten q yo los tenga también, y si no lo prohiben, No ME Miren Como A Un Conejo Con Cuernos!!
Es irónico verdad?, y la eutanasia está prohibida... Será por los impuestos del carajo, cuando...aquí todos pagamos impuestos y siendo fumadora hay q tener en cuenta que moriré 10 años antes que los "no fumadores" y eso q se ahorran de mi pensión.
Hay que repetar a los no fumadores, y el resto, a tirar de la sanidad pública en nuestros venideros catarros,para que cuando ya no estemos en esta vida nos compensen un poco esas pagas extraordnarias q reciben los yayos por Navidad. He dicho.

MEC