26 febrero 2007

El poeta y el mercader

¿Por qué vendes tu vino, Mercader? ¿Qué pueden darte a cambio de tu vino? ¿Dinero?...¿Y qué puede darte el dinero? ¿Poder?...¿Pues no eres dueño del mundo cuando tienes en tu mano una copa? ¿Riqueza?...¿Hay alguien más rico que tú, que en tu copa tienes oro, rubíes, perlas y sueños?... ¿Amor?...¿No sientes arder la sangre en tus venas cuando la copa besa tus labios? ¿No son los besos del vino tan dulces como los más ardorosos de la hurí? Pues si todo lo tienes en el vino, dime Mercader, ¿por qué lo vendes?
Poeta, porque haciendo llegar a todos mi vino, doy poder, riqueza, sueños, amor..., porque cuando estrechas en tus brazos a la amada me recuerdas; porque cuando quieres desear felicidad a un amigo, levantas tu copa; porque Dios, cuando bendijo el agua la transformó en vino, y porque cuando bendijo el vino se transformó en sangre... si te ofrezco mi vino..., Poeta, ¡¡no me llames Mercader!!
(Extraído de una etiqueta de vino de rioja)

2 comentarios:

Aitor Lourido dijo...

Verdaderamente curioso, querido Lord. Eso sí, no dice nada de los efectos que pudieran producirse si alguien, verdaderamente deseoso de riqueza, poder y amor (casi nada eh), pensara que tomándose un par de botellas está todo solucionado...

Brithuss dijo...

Querido Aitor:
Bien sabes que el vino no se encuentra entre mis sustancias dopantes preferidas, aunque me pareció un fragmento hermoso como para colgarlo. Y, quién sabe, a lo mejor sí que se consigue todo eso (además de una resaca horrenda) con un par de botellas de vino del bueno. Salud y buenos alimentos, hermano

L.B.