Puedes ser fiel seguidor de cualquier espacio de televisión y, al poco tiempo, sin saber exactamente la razón, dejas de verlo – me ha pasado incontables veces con Los Serrano, CSI, Buenafuente, ... – porque ya no te dice nada, te aburre o se ha alejado del camino que lo hizo diferente, atractivo. Es la tan temida ductilidad de audiencias, pesadilla de productores y programadores. Pero pocos, muy pocos programas te llegan más allá de la retina, conectan de una manera especial. Dirán ustedes "¿Está hablando de la tele o de un retiro espiritual en el Tíbet?" No, no es tan grave la cosa. Lo que ocurre es que la noche pasada vi un programa que, de pura sencillez y buen gusto me llegó al alma. ¿Dónde? En el único reducto de calidad que parece existir en el universo de las 625 líneas. La 2 de TVE. Sí, ya sé que todo el mundo la ve, le encantan los documentales y todo eso. Esto va para los "despistados".
Se emite la noche de los Jueves y se llama Carta Blanca. Y, por lo que pude comprobar – lo pillé casi al final – se trata de un programa sobre magia, ilusionismo y juegos de cartas. Algún avispado intuye el tirón del género y también podemos ver algo similar en Cuatro con Nada x Aquí, pero en La 2 es otra cosa. Menos parafernalia y más contenido.
Se emite la noche de los Jueves y se llama Carta Blanca. Y, por lo que pude comprobar – lo pillé casi al final – se trata de un programa sobre magia, ilusionismo y juegos de cartas. Algún avispado intuye el tirón del género y también podemos ver algo similar en Cuatro con Nada x Aquí, pero en La 2 es otra cosa. Menos parafernalia y más contenido.
Quizás sea porque la estrella del programa era el único, el inimitable maestro de maestros, Juan Tamarit, que siempre es garantía de buen resultado. A lo mejor estaba allí solo de invitado y en próximos programas veremos a otros magos. Sea como fuere, dieron en el clavo. El plató, casi vacío. Un par de paneles oscuros y un falso telón rojo. Un público muy reducido – quince espectadores como máximo – muy cerca del desarrollo de la acción, en una mesa pequeña con un tapete. Para ambientar, un piano a cuyas teclas estaba un señor canoso, que debe tener más mili encima que el sargento Arensibia, y que parecía estar en sintonía perfecta con el ilusionista. Todo tenía ese aire de espectáculo íntimo para los amigos, una pátina de actuación teatral de las de antes, de sencillez y – paradójicamente – ausencia de truco y de cartón que me dejó clavado en el sofá. Es en el teatro donde artistas como Tamarit, con su sombrero, sus manos inquietas, su violín invisible y su tachán tachán cosechan más éxitos. Ojalá no sea cosa de la escenografía y forme parte del espíritu del programa para entregas futuras. Los créditos finales – música suave, tipografía sencilla y un par de siluetas oscuras de las limpiadoras repasando el escenario ya desierto – contribuyeron al buen sabor de boca. Y durante un breve, muy breve período de tiempo, volví a creer en la televisión como herramienta de entretenimiento para todos. Algo tan sencillo como Carta Blanca puede despertar sentimientos infantiles. Y puedes volver a creer en la magia y en que todo es posible, hasta en la tele. Luego, ya en la cama, reflexioné sobre la cruel realidad catódica y sumé uno más uno. La 2 de TVE, horario nocturno, programa de calidad, audiencia reducida y entonces....¡¡puf!!... Ojalá me equivoque pero dentro de nada, si nadie lo remedia, el programa se volatilizará en el espacio como un as de picas entre los dedos de Juan Tamarit.
3 comentarios:
Después de publicar este post, he leído las noticias referente al programa en blogs de TV y demás, y también en la web de RTVE. Por lo visto se trata de un programa en el cual los invitados, gente del arte y la cultura española hacen el programa totalmente a su antojo - de ahí lo de Carta Blanca - y es presentado y conducido por ellos mismos.
Una vez hecha esta correción, debo decir que mantengo mi tesis fundamental: programa de calidad = vida breve en parrilla. Lo más probable es lo sustituyan por alguna serie americana de comedia de los noventa o los ochenta, tipo "Los problemas crecen" (Sigh)
L.B.
Pues yo prefiero que repongan "Alf", que de vez en cuando mola verlo cuando haces zapping. La calidad en televisión es una utopía, los contenidos de los espacios televisivos siguen una ley pendular (no se hace nada nuevo en televisión desde principios de los 80)y por supuesto, tenemos la tele que merecemos.
Lo que ahora nos gusta mucho en casa es la reposición de El Show de Bill Cosby que están haciendo en la regional, es para mear y no echar gota.
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