29 junio 2006

Qué grande eres, Juan Diego

Hoy quiero alejarme un poco de los temas habituales tratados en este diario. Pretendo hablar de música; y lo hago con cierto reparo, ya que no soy experto en el asunto y el tema merece todos mis respetos. A pesar de ello, me gustaría plasmar una visión de aficionado.
Mi bolsillo no es tan holgado como para costear una entrada a la ópera pero, por la módica cantidad de 35€, en cualquier tienda de discos – aunque la apuesta segura está en las grandes superficies – podemos agenciarnos con un doble DVD con la última representación de El Barbero de Sevilla, de Gioachino Rossini, paradigma de la ópera italiana y una de las más bellas muestras de belcanto que existen. En concreto, me refiero a la producción de Emilio Sagi que estrenó el Teatro Real de Madrid el pasado año. El DVD está editado por Decca Classics, Teatro Real y OpusArte.
Entre las estrellas de la representación se encuentra Juan Diego Flórez, joven tenor peruano al que los entendidos han señalado hace tiempo como el digno sucesor de maestros como Kraus o Pavarotti y que muchos califican como el mejor tenor del mundo. Este portento vocal con piernas tiene la agenda completa durante los próximos diez años y se mueve más que los precios para deleitar a propios y extraños con sus óperas, de las cuales las rossinianas son su especialidad. Al peruano le acompañaron en el Real otros grandes de las tablas como Pietro Spagnoli – un espléndido Fígaro –, Ruggero Raimondi o Bruno Praticò. Además, como partenaire de Flórez encontramos a una espléndida María Bayo, lo que coloca el listón a una altura considerable.
En su día, la puesta en escena, obra de Llorenç Corbella, fue criticada entre los círculos más puristas por su "atrevimiento" aunque yo la encuentro ágil, sugerente y original. No distrae nunca de la música, auténtica protagonista, y aporta fluidez a la representación, al estar compuesta por elementos móviles que, manejados por los tramoyistas, configuran, ante el espectador y durante la propia ópera, los distintos espacios escénicos.El vestuario – diseñado por Renata Schussheim – es espléndido, pasando sutilmente del más aséptico blanco y negro inicial a la explosión colorista del final. La Orquesta Sinfónica de Madrid, bajo la batuta de Gianluigi Gelmetti, desgrana en dos actos y dos horas y media largas esta estupenda y clásica historia de amor, engaños, disfraces, notas apasionadas y, por supuesto, final feliz. Para los aficionados, se trata de una inmejorable ocasión de disfrutar de Flórez – su aria Cessa di più resitere, al final del segundo acto, pone literalmente los pelos de punta – y para los no iniciados es una oportunidad excelente de acercarse al género. No en vano, la publicación especializada Opera Magazine la calificó como "A delight from beginning to end....Viva Flórez" – Un placer, desde el principio hasta el final –. Me alegra eso de coincidir con los entendidos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bien cesar, has puesto fotos!!! jaja chi

LaReinadelosMares dijo...

Siempre le pido a mi alter ego un regalo que no me hace nunca: un noche en la ópera.
Con su artículo ha conseguido ponerme la miel en los labios.

Brithuss dijo...

Querida reina:
Puedes decirle a tu amado que no hace falta dejarse los cuartos en la ópera (aunque tiene su encanto, claro). Con una buena ópera en DVD con Surround y un buen vino.... tras la caída del telón puede pasar de todo. A ver si entre ambos lo convencemos ;-)

L.B.