El pasado día 17 de Noviembre, en la contraportada del diario El Mundo, aparecía una noticia de esas que no cuenta con grandes titulares y que, a pesar de quedarse en mera curiosidad, me dio que pensar. En ella se daba cuenta del caso de Michael Sessions, un joven estudiante de tan sólo dieciocho años que se ha convertido recientemente en alcalde de Hillsdale, una ciudad de 8.200 habitantes en Michigan, Estados Unidos. No, no se trató de un error o un “pucherazo” con las temidas papeletas de mariposa. Se trató de un acto deliberado, voluntario de este mozalbete que, a pesar de no tener la edad mínima exigida en su país para tomarse un cubata, se ocupará de la política local y de las preocupaciones de sus vecinos.
Aquí, el amigo, consciente de la desventaja que suponía su corta edad, se pateó su ciudad puerta a puerta – literalmente – para convencer a sus conciudadanos . Hola, me llamo Michael Sessions, y prometo revitalizar la economía local y darle una nueva energía a la ciudad. Quizás haya sido este cuidado en los detalles de su campaña lo que ha hecho que se alce con un estrecho triunfo ante el cincuentón Douglas Ingles, alcalde saliente. Desde luego, no ha comprado el sillón de la alcaldía. Los fondos de su campaña ascendían a 700 dólares, dinero que se ha ganando trabajando como camarero en verano y que, por lo que se ve, ha sabido invertir sabiamente. Ahora Michael es famoso más allá de su pueblo y ha aparecido en muchos shows de televisión a nivel nacional. Este niño prodigio, de momento, está centrado en sus estudios en el instituto – en horario de ocho a dos y media – y en cumplir las promesas electorales que ha hecho a sus votantes – de tres a seis de la tarde –. Ha instalado provisionalmente su oficina en un dormitorio de su casa y asegura que pretende ser muy activo y visible.
No me cabe la menor duda de que, en breve, volveremos a saber de este avispado muchacho que, según todas las previsiones, tiene un prometedor futuro político por delante. Primero alcalde, luego gobernador, senador... quién sabe.
Cuando terminé de leer el artículo en cuestión intenté imaginarme un caso así en España y se me pusieron los pelos como escarpias. En algún patio de recreo, intentando marcar un gol o comer el bocata de choped, seguro que hay algún político en ciernes, tan bueno o mejor que este yankee valiente. Pero, ¿es que acaso interesa la política a los jóvenes españoles? Lo más probable es que todo ese talento acabe, volcado en cualquier otra actividad o silenciado por el golpeteo incansable de los botoncitos de la PlayStation. Si tuviera dieciocho años y viese lo que hacen y cómo se comportan nuestros políticos, también se me quitarían las ganas, para qué nos vamos a engañar.Un panorama político como el actual y un sistema educativo que desprecia claramente la cultura del esfuerzo y el éxito no conforman un cóctel nada halagüeño para los chavales. Para una cosa buena que podemos aprender de los americanos.... y volvemos la vista para otro lado, hablando de gente como Michael en clave de anécdota paternalista, mientras nos sumimos sin remedio en las profundidades de la charanga y la pandereta.
Aquí, el amigo, consciente de la desventaja que suponía su corta edad, se pateó su ciudad puerta a puerta – literalmente – para convencer a sus conciudadanos . Hola, me llamo Michael Sessions, y prometo revitalizar la economía local y darle una nueva energía a la ciudad. Quizás haya sido este cuidado en los detalles de su campaña lo que ha hecho que se alce con un estrecho triunfo ante el cincuentón Douglas Ingles, alcalde saliente. Desde luego, no ha comprado el sillón de la alcaldía. Los fondos de su campaña ascendían a 700 dólares, dinero que se ha ganando trabajando como camarero en verano y que, por lo que se ve, ha sabido invertir sabiamente. Ahora Michael es famoso más allá de su pueblo y ha aparecido en muchos shows de televisión a nivel nacional. Este niño prodigio, de momento, está centrado en sus estudios en el instituto – en horario de ocho a dos y media – y en cumplir las promesas electorales que ha hecho a sus votantes – de tres a seis de la tarde –. Ha instalado provisionalmente su oficina en un dormitorio de su casa y asegura que pretende ser muy activo y visible.
No me cabe la menor duda de que, en breve, volveremos a saber de este avispado muchacho que, según todas las previsiones, tiene un prometedor futuro político por delante. Primero alcalde, luego gobernador, senador... quién sabe.
Cuando terminé de leer el artículo en cuestión intenté imaginarme un caso así en España y se me pusieron los pelos como escarpias. En algún patio de recreo, intentando marcar un gol o comer el bocata de choped, seguro que hay algún político en ciernes, tan bueno o mejor que este yankee valiente. Pero, ¿es que acaso interesa la política a los jóvenes españoles? Lo más probable es que todo ese talento acabe, volcado en cualquier otra actividad o silenciado por el golpeteo incansable de los botoncitos de la PlayStation. Si tuviera dieciocho años y viese lo que hacen y cómo se comportan nuestros políticos, también se me quitarían las ganas, para qué nos vamos a engañar.Un panorama político como el actual y un sistema educativo que desprecia claramente la cultura del esfuerzo y el éxito no conforman un cóctel nada halagüeño para los chavales. Para una cosa buena que podemos aprender de los americanos.... y volvemos la vista para otro lado, hablando de gente como Michael en clave de anécdota paternalista, mientras nos sumimos sin remedio en las profundidades de la charanga y la pandereta.
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