01 abril 2007

Que me devuelvan el cascarón


Esa fue la frase que murmuraba cuando me marché a la cama hace unos días, después de ser testigo del rutilante estreno del último programa de tele - realidad de Antena3 Cambio Radical, o lo que es lo mismo, la españolizada versión del polémico Extreme Makeover. Veamos si consigo explicarme.
Desde el momento de nuestra llegada al mundo, desde que rompemos ese particular cascarón, somos sometidos al implacable juicio de los demás. Sin que ni siquiera seamos conscientes – al menos eso espero – las amigas y amigos de mamá establecen una clara línea en el suelo, marca que separa los terrenos donde debemos situarnos por fuerza para el resto de nuestra vida. En ese fatídico momento nos marcan a fuego con frases como "Qué niño más guapo" – o sea, eres parte del grupo de afortunados – y con comentarios tan enigmáticos como "Hay que ver, qué simpático" – es decir, posees el estigma de la fealdad. Se siente –. Y desde ese día, la sociedad en la que te sumerges se encarga de machacarte. Los cánones son los que son y, si no te ajustas a ellos, ya puedes darte por jodid@. Las burlas, el vacío en el grupo de según qué amigos, las frases con doble sentido y, por supuesto, las miradas de condescendencia y los desengaños en ese campo minado que es la adolescencia. Por no hablar del trauma de salir a comprar ropa. Con un bombardeo tan intensivo y continuo, es normal que algunos, para encontrar su autoestima, deban buscar en el subsuelo. No es extraño que crean que no son nada, que no merecen ver la luz del sol, que este mundo no es para ellos o, mirado desde otra perspectiva, que nunca serán aceptados por el mundo en el que viven.
¡Tranquilos, mis feos, acomplejados y amargados amigos! Como diría Homer Simpson, uno de los más lúcidos filósofos del siglo XX, ¡La tele tiene la respuesta! ¿Sientes que tienes menos valor que una deposición perruna? ¿Estás al borde del ostracismo social e incluso del suicidio? ¡No sufras más! La solución está en la cirugía, la liposucción, la reestructuración dental y muchas, muchísimas técnicas más! ¡Y para colmo te va a salir gratis!. Eso sí, como contrapartida tendrás que permitir que una cámara sea testigo de todos tus padecimientos, al mismo tiempo que confiesas, entre vendajes, moretones y puntos que tiran, los más profundos sentimientos sobre tu aspecto. Un descarnado relato de todo por lo que has pasado, aquello que ha minado tu amor propio y que te ha obligado a arrastrarte, a mendigar para que te conviertan en alguien que no eres.
Algo parecido vivieron las dos primeras participantes de Cambio Radical, supuestos patitos feos y aspirantes a deslumbrantes bellezas. Dos personas normales a las que Antena3 regaló una segunda oportunidad para comenzar de cero, para ser unas mujeres nuevas, seguras de sí mismas y que afrontan la vida con la cabeza alta – parafraseo a la emocionada presentadora, Teresa Viejo –. Me preocupa el hecho de que la presión social, de la que todos participamos, pueda llevar a alguien al extremo de tomar una solución semejante. Aunque lo peor de todo es que estas dos personas, con su nueva y prefabricada fachada, quizás encuentren puertas abiertas donde antaño sólo había sólidos e inamovibles muros. Sería la confirmación de que en esta mierda de mundo en el que vivimos, el manido tópico de que lo importante es la belleza interior es tan creíble como aquella verdad inmutable de antaño sobre las armas de destrucción masiva en Irak.En vista de lo que se avecina habrá que adoptar, a mi entender, una de las tres posiciones siguientes: a) apoltronarnos semanalmente ante el televisor, babeando de puro morbo para ser testigos, llenos de auto complacencia, de los experimentos quirúrgicos con los próximos participantes, recordando constantemente lo afortunados que somos por no ser tan horripilantes; b) abalanzarnos sobre el teléfono, para llamar al programa e ir solicitando la vez, como en la carnicería, para que nos despojen de nuestras amarguras a golpe de bisturí en futuras ediciones o c) adoptar la tan socorrida posición fetal, añorando nuestro antiguo y proverbial cascarón pre natal, para sentirnos más protegidos y ajenos a esta maloliente mezcolanza en la que nos zambullimos a diario. Mientras deciden, por lo que a mi respecta me arrastraré, como un jorobado de Notre Damme cualquiera, hasta lo más profundo de mi castillo para fustigarme acuclillado, llorando por ese mundo feliz que me estará vedado por los siglos de los siglos. Salud y buenos alimentos, queridos lectores

6 comentarios:

Batsi dijo...

No es que yo me sienta fea. En realidad, me considero atractiva y aún así creo que si tuviera los medios financieros, también me sometería a una cirujía plástica. Me dejaría reducir los pechos y levantarlos. Y no por dar gusto a nadie en especial, sino a mí misma.

No por eso dejo de dar razón a lo qué expones. Siempre es la publicidad la que determina qué está de moda, qué es bonito y qué es feo. Y nosotros como conejillos de indias atendemos de inmediato al llamado de dicha publicidad.

En general no me afecta saber que no soy una Miss World. Cuando los días son esos en que no soporto ver mi cara ante el espejo, me maquillo, estilizo mi cabello y me pongo trapos lindos. Entoncés me siento más linda que esas Miss World. ¡Y nadie puede influenciarme negativamente! Porque soy lo qué quiero ser.

Un besito.

Themis dijo...

Querido Brithuss:

Tenía en el tintero despotricar contra este aberrante programa, mas ya lo haz hecho tú, con tu buena prosa, así que me doy por satisfecha...
Haber nacido en el país con más reinas de belleza del mundo, con más peluquerías que bares o cafés por habitante, con una propensión al bísturi que supera con creces a la de cualquier lugar desarrollado o primermundista y que se resume en el ya de tradicional refrán de: "Para verse bella, hay que ver estrellas"...
Me ha convertido en resilente, en feminista (que no hembrista) y hasta en descuidada de mi apariencia externa. Lo positivo, es que ha sido quizás mi mayor impulso para nadar contracorriente, para ser fiel a mi misma, para no quedarme con la tapa del libro, para no etiquetar y , en suma, para compremeterme a ver más allá de mi nariz; porque siguiendo, a SAINT-EXUTPÉRY, en El Principito: "Lo esencial es invisible a los ojos"...
En cuanto a ti, ya sabes que a mi juicio, muchos sapos quisieran tener un ápice de tu encanto.
(Perdona lo largo)

Aitor Lourido dijo...

querido lord:

descarnado comentario. pero atinado, como siempre.

la neotelevisión, tal y como la llama Umberto Eco, se me antoja un auténtico engendro, como ya sabes, que capitaliza empedernidamente el canibalismo moral y la carroñería sentimentaloide, siempre y cuando, obviamente, los cadáveres precocinados y seleccionados fría y calculadamente para tal fin, sean los de los demás. la bajeza y zafiedad de estos programas no alcanza niveles comprensibles a mi entendimiento. ya sabes, "toneladas de basura", tal y como ya he escrito en alguno de mis artículos.

resulta pavorosa la liviniadad con la que se trata a la cirugía estética, práctica MÉDICA concebida en principio para desgracias de mayor calibre. bien hace el Defensor del Paciente en poner el grito en el cielo.

¿y los públicos psicológicamente desarmados? ¿qué pensarán con todo esto? los adolescentes, por ejemplo.


Y encima, si echamos un vistazo a lo que se emite en USA (recomendable, siquiera para estar prevenidos), lo que se nos viene encima supera ampliamante todo esto.

Basta ya. Qué desgracia, qué hedor.

Kaiser y Raistlin dijo...

Esto es un auténtico mazazo a la telebasura, sí señor.
Suscribo todo lo que dices y añado:
-Leí en el Periódico de Catalunya que una concursante/víctima acudió a operarse de la vista (13 dioptrias en un ojo y 12 en el otro) y la convencieron para operarse el pecho y la nariz, lo cual no era su prioridad ni se le pasaba por la cabeza. Los cirujanos le arreglaron la tocha y las tetas y no le tocaron la vista. Estuvo 3 días en la UCI dormida, sin que su marido ni ningún familiar estuvieran informados. Cuando se despertó y comprobó que las dioptrias seguían ahí pero tenía unas buenas tetas, decidió abandonar el concurso y se fue a casa.
La cosa está clara: si te operan de la vista, los cambios físicos no son espectaculares y el espectador se decepciona, luego la audiencia baja. Pero unas tetas renovadas y una nariz respingona harán las delicias del todopoderoso dios catódico llamado "share".
Qué panda de hijos de puta, así les cierren el chiringo y los denuncien por mala praxis.

Saludos, Lord, es un placer leerte.

EK, MIX, Año 32

Brithuss dijo...

Queridos lectores y a pesar de ello amigos:

Guinevere: Según mi criterio (seguramente equivocado), ningún ser humano y, mucho menos ninguna mujer (a las que considero bellas en toda su extensión de género), merece que alguien externo decida dónde está y cuánta es su belleza. Lo que más me preocupa es que muchas personas no se lo pensarían a la hora de "mejorarse" en una mesa de operaciones. Yo he pasado unas cuantas veces por un quirófano y no precisamente para mejorías estéticas. A todo aquel que se lo esté planteando (no hablo de tu caso particular) le aconsejaría que se asesorara y se lo planteara adecuadamente, porque no es, como quieren vendernos, una sesión de chapa y pintura en un taller. Si tienes el atractivo suficiente (no necesariamente físico) puedes llegar a la cima del mundo. Besos y gracias por seguir detrás de la pantalla, contra viento y marea

Themis:Lástima que en tu país (y cada vez en más lugares, como puedes comprobar) se afiance esa cultura de la superficialidad que tanto daño hace. Afortunadamente, quedamos algunos rebeldes "antisistema" por lo que veo ¿no crees?. Respecto a tus halagos respecto de mi supesto encanto, se agradecen, aunque ambos sabemos que son infundados. Un abrazo

Aitor: Gracias por sus amables comentarios compañero conspirador. Afortunadamente, se me ha estropeado recientemente el televisor, por lo que estaré una temporada alejado de la bazofia. ¡¡Benditos fallos de la tecnología!! Espero vernos pronto. Un abrazo fraterno

Kaiser&Raistlin:Querido compañero de armas. Me congratulo en coincidir, una vez más, con las huestes anti P5. Me alegra que hayas hecho esas apreciaciones del caso leído en prensa, pues me confirman en mi teoría de que hay que vender a la cirugía como lo que es: una técnica médica (agresiva, invasiva y en ocasiones peligrosa) para SOLUCIONAR PROBLEMAS FÍSICOS no paranoias mentales que, generalmente, son externas a nosotros. Un saludo

il codino divino dijo...

yo he visto más la versión extranjera, pero me supongo que la española será bastante parecido. A mi el mensaje que da el programa no me gusta. Los padres se cambian de los pies a la cabeza y les enseñan a sus hijos que la felicidad se alcanza con menos grasa en los pómulos, cosa falsa. Asi estamos creando una generación de constantes insatisfechos, ya ni con el consumismo sin freno somos felices!!!!